martes, 4 de octubre de 2011

2.3.3 Los valores y el uso racional de los recursos naturales (ecosistemas, agua, suelo, energéticos, flora, fauna, etc.)

En su uso presente, la conservación de recursos naturales  incluye una amplia gama de conceptos subsidiarios. Uno de ellos es el uso racional del ambiente, que incluye la preservación de áreas reservadas, sea para el estudio científico o como utilidad estética o recreacional.
La preservación también sirve a un propósito ecológico: mantener la función del ambiente total, tal como la protección de bosques que asegure el abasto de aguapara las poblaciones urbanas; o la protección de estuarios que sostenga la pesquería en el océano. Pero la preservación o la protección de recursos naturales no es sólo preocuparse de la conservación; un uso racional también implica conservación. Así, segar las mieses, limpiar el bosque, rozar los prados para el ganado, pescar, son actividades coherentes y necesarias; igualmente, se puede considerar una parte legítima del uso racional de recursos la caza de animales salvajes, cuando se lleva a cabo de forma que perpetúen el recurso y no lo pongan en peligro. Estas actividades envuelven otro concepto, el de rendimiento sostenido. Se entiende como rendimiento sostenido, por ejemplo, cuando se caza y pesca tomando sólo el sobrante anual de individuos, así como no poner en peligro las crías que mantendrán ese sostenimiento. Igualmente, la tala de árboles o el corte de céspedes deben eliminar únicamente el incremento anual, o la porción capaz de ser reemplazada a lo largo de un periodo de años, mediante proceso natural o con ayuda humana si es necesario.

Conservación de los bosques

La conservación de los árboles que componen los bosques descansa sobre tres principios fundamentales. El primero es la protección del árbol en crecimiento, contra el fuego, los insectos y las enfermedades. El fuego, considerado un destructor de los bosques, es también una herramienta útil para su mantenimiento si se emplea con precaución. Algunos árboles madereros necesitan de hecho el fuego para regenerarse con éxito. Insectos como la lagarta peluda, ¡as moscas de sierra y la procesionaria del pino, y las enfermedades ocasionan grandes pérdidas; no obstante, medidas de control biológico, ocasionales fumigaciones aéreas, ciclos de tala adecuados y desbrozado resultan cada vez más eficaces. El segundo principio está relacionado con los métodos de explotación, que van desde la tala de todos los árboles (integral) hasta la tala de árboles maduros previamente seleccionados (selectiva), y con la reforestación, bien por medios naturales o por plantación de árboles nuevos. La intensidad y frecuencia de las talas debe tener como objetivo la producción sostenida durante un período de tiempo indefinido. El tercer principio de la conservación es el uso integral de todos los árboles abatidos. Los avances tecnológicos, como el aglomerado y el laminado, han dado uso a las ramas, los troncos defectuosos, los árboles pequeños que no pueden serrarse en tablones, y los llamados árboles inferiores.

Conservación de la fauna

Uno de los principios básicos de la conservación de la fauna es la disponibilidad de alimento natural y abrigo para las poblaciones de cada una de las especies de un hábitat dado. Dos importantes amenazas a las que se enfrenta la vida silvestre son la destrucción de hábitats, debida a la contaminación, la agricultura, la extracción de aguas subterráneas y, sobre todo, a la expansión urbana; y la fragmentación de hábitats en parcelas demasiado pequeñas, para que puedan mantener las poblaciones autóctonas de animales. El reglamento de caza permite abatir a muchas especies sin que ello afecte a sus niveles de población, e incluso puede contribuir al control de especies que se han vuelto demasiado abundantes en la región que habitan. Sin embargo la caza furtiva y el tráfico ilegal de plumas, cuernos, marfil y pieles han llevado a muchas especies al borde de la extinción. Otra amenaza para la fauna autóctona de un lugar es la introducción, en un ecosistema, de especies exóticas que pueden, desplazar a las que de forma natural habitan en él. La fauna salvaje es un importante recurso biológico, económico y recreativo que puede preservarse por medio de una gestión cuidadosa. Los parques nacionales y reservas naturales constituyen territorios protegidos que en muchas ocasiones albergan especies animales y vegetales amenazadas.
Conservación del suelo
Entre las medidas básicas actualmente en uso para la conservación del suelo se encuentra la división de los suelos en categorías de capacidad. En este sistema los suelos más llanos y estables se asignan a los cultivos anuales, y otras áreas a las plantas perennes, como las herbáceas y las leguminosas, al pastoreo o a la explotación forestal. Otro método de conservación consiste en incorporar plantas regeneradoras del suelo en la rotación de cultivos. Estas plantas fijan y protegen el suelo durante la fase de crecimiento y, al ser enterradas con el arado, lo enriquecen. En muchas áreas estas técnicas han suplantado el uso del arado de reja, asociado a la práctica del llamado cultivo limpio, que dejaba la superficie del suelo expuesta a todas las fuerzas erosivas naturales. Los métodos especiales para el control de la erosión incluyen el cultivo de contorno, en el que los cultivos siguen los contornos de las pendientes, y se construyen diques y terrazas para minimizar las escorrentías. Otro método de conservación del suelo es el cultivo en franjas, o bandas alternas de cultivos y tierra en barbecho. Este método es eficaz en el control de la erosión eólica en suelos semiáridos que han de quedar periódicamente en barbecho para ser productivos. Además, el mantenimiento dela fertilidad del suelo a menudo implica el empleo de fertilizantes  inorgánicos (químicos).
Conservación de las cuencas hidrológicas
Estudios recientes indican que la presencia de vegetación extremadamente densa no es la condición más satisfactoria para obtener un rendimiento hidrológico óptimo. Se ha obtenido una mayor cantidad de agua de alta calidad en algunas regiones de bosques alpinos después de haberse aclarado el bosque natural sin que esto haya supuesto un aumento de la erosión del suelo o del riesgo de inundaciones. Una cubierta forestal o arbustiva que contenga multitud de pequeñas aberturas es más eficaz para la captación de agua que una cubierta densa y continua, que intercepta buena parte de la nieve y la lluvia y hace que la humedad se pierda por evaporación. En la conservación de la cuencas hidrológicas tiene enorme importancia preservar los humedales. Éstos actúan como sistemas de filtración que estabilizan las capas freáticas embalsando la lluvia y liberando el agua lentamente, y también como depósitos naturales para el control de las inundaciones.

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